Proyecto colaborativo para la valorización de la gallinaza.

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Proyecto colaborativo para la valorización de la gallinaza.

En diciembre del 2019 finalizó el Proyecto en Cooperación que ha liderado SMARTCOMPO y que ha tenido como participantes a las empresas LARRABE OILOTEGIA, GARLAN COOPERATIVA, NEIKER-TECNALIA y EKONEK.

Este proyecto, que ha tenido una duración de algo más de dos años, tenía como objetivo principal impulsar la valorización de subproductos orgánicos para producir abonos orgánicos de calidad, que vayan sustituyendo a los fertilizantes de síntesis que tanto impacto negativo están generando en el medio ambiente.

Para ello, el proyecto partía de la valorización de la gallinaza generada en LARRABE OILOTEGIA, mediante su compostaje con la innovadora tecnología japonesa COMPO S-90, de cuya distribución se encarga la empresa SMARTCOMPO. El compostaje, en general, se considera una de las mejores soluciones para la valorización de subproductos orgánicos y esta tecnología, en particular, ha permitido reducir las emisiones de gases en la gestión de la gallinaza, además de obtener un producto de mayor calidad que los estándares del mercado, en un tiempo y espacio mucho menores que en los sistemas convencionales.

Posteriormente, el abono orgánico obtenido a través del compostaje, en formato polvo, ha sido granulado con el sistema SPOUTED BED desarrollado por la empresa EKONEK, en la planta piloto ubicada en las instalaciones de NEIKER.

Esta tecnología, además de transformar el abono pulverulento en gránulos (pequeñas bolitas), permite añadir otros materiales que enriquezcan el producto según el cultivo al que va destinado.

En cuanto a NEIKER, su colaboración ha sido transversal, con la realización de analíticas, tanto de la materia prima como del producto y de los suelos de cultivo, lo que ha permitido llevar el control de todo el proceso.

La fase final del proyecto ha consistido en la aplicación del abono orgánico producido en una finca de la cooperativa agrícola GARLAN, concretamente en un cultivo de patata SPUNTA, y los resultados han sido muy positivos, ya que se ha obtenido un 15% más de producción donde se ha aplicado este producto 100% orgánico.

En resumen, este proyecto ha querido mostrar un claro ejemplo de una buena práctica de economía circular y, aunque una cosecha es poco para obtener conclusiones definitivas, persigue la idea de que la sustitución de abonos de síntesis por orgánicos, lleva a una mejora de la calidad de los suelos, a una mayor resiliencia de los mismos y, en definitiva, a una mejora de la producción agrícola, tanto en calidad como en cantidad. Todo ello, reduciendo el impacto ambiental en cada fase del proceso.